martes, 25 de octubre de 2011

'Noche divina', de Alfonsina Storni



Este jardín nos cede su delicia,
nos cede el árbol de manzanas lleno.
fuente de dioses a la sed propicia,
pan del instinto, para el hambre, bueno.

Mas blanco mármol sin igual pudicia
fija en nosotros su mirar sereno:
muslo desnudo, vigoroso el seno,
puro, como la luz que lo acaricia.

Se hacen tus ojos demasiado azules,
cubren tus manos impalpables tules
y algo divino te levanta en vuelo.

No cortemos la fruta deleitosa
y mira el alma en una nube rosa,
cómo es de azul la beatitud del cielo.

(Alfonsina Storni, 1892-1938.
Hoy se cumplen 73 años de su muerte)

lunes, 24 de octubre de 2011

'Absorto el cielo, con suave y torpe fuga...', de Beatriz Hernanz Angulo


Absorto el cielo, con suave y torpe fuga,
duerme la calle su sueño de bodegas.
Ballestero de la luz y del abismo,
la sangre de tus guerras no ha secado
acequias de dolor, tedio de esperas.
Y vienes a mi voz, con verde inercia,
-tan leve es tu amor deshabitado-.

(Incluido en La lealtad del espejo, 1993)

miércoles, 19 de octubre de 2011

'Amante', de Carmen Conde



Es igual que reír dentro de una campana:
sin el aire, ni oírte, ni saber a qué hueles.
Con gesto vas gastando la noche de tu cuerpo
y yo te transparento: soy tú para la vida.

No se acaban tus ojos; son los otros los ciegos.
No te juntan a mí, nadie sabe que es tuya
esta mortal ausencia que se duerme en mi boca,
cuando clama la voz en desiertos de llanto.

Brotan tiernos laureles en las frentes ajenas,
y el amor se consuela prodigando su alma.
Todo es luz y desmayo donde nacen los hijos,
y la tierra es de flor y en la flor hay un cielo.

Solamente tú y yo (una mujer al fondo
de ese cristal sin brillo que es campana caliente),
vamos considerando que la vida..., la vida
puede ser el amor, cuando el amor embriaga;
es sin duda sufrir, cuando se está dichosa;
es, segura, la luz, porque tenemos ojos.

Pero ¿reír, cantar, estremecernos libres
de desear y ser mucho más que la vida...?
No. Ya lo sé. Todo es algo que supe
y por ello, por ti, permanezco en el Mundo.

(Carmen Conde, 1907-1966)

sábado, 15 de octubre de 2011

'Sueño', de Cesar Pavese



Versión de Carles José i Solsora

¿Aún ríe tu cuerpo con la intensa caricia
de la mano o del aire y en ocasiones reencuentra
en el aire otros cuerpos? Muchos de ellos retornan
con un temblor de la sangre, con una nada. También
el cuerpo
que se tendió a tu flanco te busca en esta nada.

Era un juego liviano pensar que un día
la caricia del alba emergería de nuevo
cual inesperado recuerdo en la nada. Tu cuerpo
despertaría una mañana, enamorado
de su propia tibieza, bajo el alba desierta.
Un intenso recuerdo te atravesaría
y una intensa sonrisa. ¿No regresa aquel alba?

Aquella fresca caricia se habría apretado a tu cuerpo
en el aire, en la íntima sangre,
y habrías sabido que el tibio instante
respondía en el alba a un temblor distinto,
un temblor de la nada. Lo habrías sabido
igual que, un día lejano, supiste que un cuerpo
se tendía a tu lado.

Dormías con ligereza
bajo un aire risueño de efímeros cuerpos,
enamorada de una nada. Y la intensa sonrisa
te atravesó abriéndote los ojos asombrados.
¿Nunca más regresó, de la nada, aquel alba?

(Poeta italiano, 1908-1950)

viernes, 14 de octubre de 2011

'Incredulidad', de Jorge Riechmann



No eres
posible,
no es posible
que todo el calor del mundo
haya cobrado la forma de tu cuerpo
tendido e irradiante junto al mío,
no es posible tu cuello
girando sobre la almohada lentamente
como fanal de dicha,
tanta fructificación no es
posible, tan alta primavera
desbordando tus pechos y tus manos
hasta inundar todas las alcobas de mi vida,
no es posible el latido de tu sueño
cuando convoca
paisajes como caricias, dédalos susurrados
de fraternidad y auxilio y maravilla,
no es posible la paz de tu vientre rubio
si te busco debajo de las sábanas.
Desnuda no eres posible. Junto a mí, no es posible.
Eres lo más real y no es posible.

(Incluido en Cuaderno de Berlín, 1989)

martes, 11 de octubre de 2011

'Alma mía', de Rubén Darío



Alma mía, perdura en tu idea divina;
todo está bajo el signo de un destino supremo;
sigue en tu rumbo, sigue hasta el ocaso extremo
por el camino que hacia la Esfinge te encamina.

Corta la flor al paso, deja la dura espina;
en el río de oro lleva a compás el remo;
saluda al rudo arado del rudo Triptolemo,
y sigue como un dios que sus sueños destina...

Y sigue como un dios que la dicha estimula;
y mientras la retórica del pájaro te adula
y los astros del cielo te acompañan, y los

ramos de la Esperanza surgen primaverales,
atraviesa impertérrita por el bosque de males
sin temer la serpientes; y sigue, como un dios...

(Incluido en el anexo "Las ánforas de Epicuro"
de la 2ª edición de Prosas profanas y otros poemas, 1901)

Soneto, de Ángel María Dacarrete

(Foto de Lars van de Goor)


Conmigo estás, aunque sin ti me veo;

aunque lejos de ti, por ti respiro;

pienso que el ámbar de tu aliento aspiro

y oír tu voz enamorada creo.


Ver tu alma imagina mi deseo

en tu dulce mirada, en que me miro;

y ofrece a mi pasión, blando suspiro,
tu corazón hermoso por trofeo.


Y de tu mano la opresión querida

juzgo sentir, en mi feliz locura,
y te bendice el alma agradecida.

¡Cuánta fuera a tu lado mi ventura,
si pueden tanto embellecer mi vida
recuerdos de tu amor y tu hermosura!

(Poeta gaditano, 1827-1904)

viernes, 7 de octubre de 2011

'Embriágame', de Ana Rossetti


Matarte sí, matarte:
desatar una cinta jugosa por tu pecho,
que salte fresca,
su tacto más sedoso apresurando,
que yo introduciré mis desdos desflecándola,
despeinándola, tomando su color,
guardando entre mis uñas sus húmedos ribetes,
haciéndome nacer, de repente, amapolas
o hibiscos en las manos;
embebiendo, empapando en tu herida
las ropas que me cubren, una a una.
Que a través de la alforza, del pliegue
—los bordados ahogando, inundando
la calada cenefa, hundiéndose
por las duras costuras y el tan entrecortado
diseño del encaje— llegue a mí
el don impetuoso de tu amor.
Señalado contigo mi estremecido cuerpo,
con la vida que enloquecidamente
de ti sale, y mi pelo salpica,
y corona y enreda de alhelíes...
Precipíteme yo a bebérmela ávida,
a beberte.
Embriaga de ti,
irrestañable flor, muévanse en tu costado
mis labios incesantes.

(Incluido en Devocionario, 1985)