miércoles, 17 de agosto de 2011

Fragmento II de "El collar de la paloma", de Ibn Hazm de Córdoba



De Sobre las señales del amor

Mis ojos no se paran sino donde estás tú.
Debes de tener las propiedades que dicen del imán.
Los llevo adonde tú vas y conforme te mueves,
como en gramática el atributo sigue al nombre.

(Ibn Hazm de Córdoba, 994-1063)

martes, 16 de agosto de 2011

Fragmento I de "El collar de la paloma", de Ibn Hazm de Córdoba



De Esencia del amor

Mi amor por ti, que es eterno por su propia esencia,
ha llegado a su apogeo, y no puede ni menguar ni crecer.
No tiene más causa ni motivo que la voluntad de amar.
¡Dios me libre de que nadie le conozca otro!
Cuando vemos que una cosa tiene su causa en sí misma,
goza de una existencia que no se extingue jamás;
pero si la tiene en algo distinto,
cesará cuando cese la causa de que depende.

(Ibn Hazm de Córdoba, filósofo, poeta e historiador del siglo XI)

domingo, 14 de agosto de 2011

'A mi amor lejano', de Li Po


II

¿Dónde está mi pabellón verde?
Está entre las nubes azules.
Un río de otoño cuelga
de su mágico espejo.
La brisa de primavera
agita mi traje de seda.
Bien ataviada, me siento
frente al sol poniente.
Melancólica, contemplo
mi alcoba solitaria.
Te envío mis añoranzas en una carta;
si pudiéramos ser una pareja de aves
que vuelen siempre juntas
.

(Li Po, poeta chino, 701-762)

sábado, 13 de agosto de 2011

'Amor dormido', de Jorge Guillén



Dormías, los brazos me tendiste y por sorpresa
rodeaste mi insomnio. ¿Apartabas así
la noche desvelada, bajo la luna presa?
Tu soñar me envolvía, soñado me sentí.

(Jorge Guillén, 1893-1984)

miércoles, 3 de agosto de 2011

'El bosque amigo', de Paul Valéry


En las sendas pensamos cosas puras,
uno al lado del otro, fugitivos,
cogidos de la mano, y pensativos
en medio de las flores más oscuras.

Íbamos solos, como enamorados,
entre la verde noche del sendero,
compartiendo el fugaz fruto hechicero
del astro que aman los enajenados.

Después, muy lejos, en la sombra densa
de aquel íntimo bosque rumoroso,
morimos -solos!- sobre el césped blando.

Y arriba, en medio de la luz inmensa,
¡oh, amigo del silencio más hermoso,
nos encontramos otra vez, llorando!

(Poeta francés, 1871-1945)